viernes, 8 de mayo de 2009

La adquisición de un niño por una discapacidad de aprendizaje


La lectura es sobre un estudio realizado a un grupo de niños entre 8 y 9 años de edad, que en principio tenía como finalidad medir en ellos su capacidad en las actividades mentales “como prestar atención, recordar y resolver problemas” y que al final lograron detectar a diferentes niños y catalogarlos de acuerdo a su aprendizaje. Sin embargo durante este periodo se comenzaron a interesar en Adam, un niño catalogado “oficialmente” con “discapacidad de aprendizaje”, a pesar de los esfuerzos que él realizaba por superarlo.

En los ejemplos que dan sobre las labores de Adam, tanto en el salón como en el club de cocina, y que realizaba satisfactoriamente en compañía de Peter se denota la colaboración que existía entre ambos, al seguir correctamente las instrucciones. Más era muy diferente cuando trabajaba con cualquier otro compañero, pues perdía totalmente el control y no podía realizar la actividad, ni leer las indicaciones.

“No negamos que, por la razón que sea, algunos niños aprenden más lentamente que los otros o de una manera diferente…” lo que realmente define la “discapacidad de aprendizaje” es el roce constante de la sociedad, el sistema educativo, los mismos alumnos y maestros, quienes se encargan de hacerla notar cuando alguien no puede seguir el ritmo de aprendizaje que se desea.

No así con sus demás compañeros pues de antemano perdía esa seguridad al saber lo crueles que eran al criticarlo y ponerlo en evidencia cuando se ponía nervioso. Hay que recordar que muchos de nosotros escondemos en lo más profundo, dentro de uno mismo nuestros grandes temores y deficiencias. Y ponemos en evidencia los de otros con el fin de no llamar la atención y que salgan a la luz las nuestras.

Como padres no sabemos cómo ayudar a nuestros hijos, desde que son bebes, a ganar esa confianza y seguridad que requieren, a superar cada una de las etapas necesarias para su desarrollo desde que nacen. Desgraciadamente no sabemos ser padres y aunque llegamos a enterarnos de las deficiencias de nuestros hijos, nos portamos egoístas negándonos a reconocer sus necesidades y no buscamos el apoyo especializado, para llevarlos a las terapias necesarias para una verdadera integración de nuestro hijo a los ámbitos sociales y escolares.

Si ayudamos en forma conjunta entre padres de familia, maestros y alumnos (a quienes hay que enseñar entre otras cosas los conceptos relacionados con los valores y la ética) probablemente se podría salir adelante de la discapacidad.

en breve podemos decir todos necesitamos de todos par hacer unos mejores mexicanos y ayudar anuestra comunidad.

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